domingo, 23 de septiembre de 2007

16

El Cenicero.

Compraron el cenicero un atardecer. Ella lo descubrió expuesto en el escaparate de una tienda caldeada por los ardientes rayos del sol. Cuando lo tomó entre sus manos abrasaba. Era un recipiente metálico con forma de caracola, pintado en negro, y con bandas doradas en cada una de las estrías que componían la concha. Enseguida le fascinó y él supo comprender al instante la importancia que para ella tenía la pieza.
Cuando volvieron de las vacaciones ella lo sacó de la maleta y lo depositó en la mesilla de noche.

Se sucedieron años de felicidad, cigarrillos y colillas simultáneas, en las que el cenicero llegó a ser su lugar de aproximación. Y de hecho, sin ser conscientes, los acercaba más día a día.

Iba siempre con ellos; y cuando viajaban nunca olvidaban llevárselo.
Transitaron con el por campings y hoteles de media Europa. Si volvían ebrios, después de una noche de juerga, allí estaba el cenicero, listo para compartir el último cigarrillo antes de caer rendidos, fundidos en un abrazo apasionado. Si comían o cenaban en cualquier restaurante, ella lo sacaba del bolso y rechazando el del local, utilizaban el propio. Incluso si se sentaban junto al mar, sobre el malecón de algún lejano puerto del norte de Europa, colocaban el cenicero entre ambos, mientras fumaban y disfrutaban de una silenciosa complacencia compartida.

Cierto día, convencido por sus amigos, los anuncios de la televisión, o tal vez esa moda americana que proclama que fumar es letal, él decidió dejar de hacerlo y ella, fumadora empedernida, tras negarse a seguir sus pasos, enfurruñada, le contestó:

De algo habrá que morir ¿No crees?

No discutieron más. En realidad no discutieron nunca. Ya que ella comenzó a salir con sus amigos fumadores, mientras que él se transformó en deportista y con obstinación enfermiza, se empeñó en hacer footing todos los días a las siete de la mañana, nadar en una piscina olímpica al mediodía, e ir a un gimnasio al atardecer.
Y así, progresivamente y sin ser conscientes, en un mismo piso, crearon dos vidas paralelas sin nexo de unión.

Hasta que un amanecer cuando él se despertó, descubrió con sorpresa que ella no estaba a su lado. Allí, sobre la mesa camilla, solo estaba el cenicero y debajo una nota que decía:

Puesto que he llegado a comprobar que ya no quedan ni cenizas de lo nuestro, me marcho. Por cierto. Si alguna vez decides cambiar de idea y vuelves a fumar, aquí te dejo nuestro hermoso cachivache...

Lo cogió y lo colocó sobre el secreter, entre las fotos de ella y de la familia. Durante una larga temporada casi dejó de comer, también dejó de hacer ejercicio e intentó buscarla sin éxito.
Luego se fue recuperando, aunque nunca del todo. Y cuando la echaba de menos y sentía la necesidad de recordar tiempos pasados, se detenía y observaba atentamente el cenicero...



José Fernández del Vallado. Josef. 6 de septiembre del 2005.

16 libros abiertos:

Rebel dijo...

Hay q ver lo que puede hacer el tabaco, y yo que queria dejarlo, me lo pensaré.
Gracias por tu visita paisano
besos

pos... el amor propio deberia valer mas q todo... tal vez por eso nunk la encontro, y se conformaba con su recuerdo!!
un placer pasar por aca, espero volver!!

Silvia dijo...

Cuando las parejas pierden el punto de unión empiezan a perderse un poco no???
Por noches de largos cigarrillos.

Un beso

alida dijo...

Ufsss perdieron la comunicación, cuanto quisiera dejar el cigarrillo, y eso que mi esposo no fuma… aunque discute por eso, quisiera ser deportista como tu y proponerme ha dejarlo
Un abrazo

Iseekyou dijo...

estimado, absolutamente excelente, me quito el sombre y te aplaudo de pie... abrazos

Vivianne dijo...

Lo que se puede hacer con un simple cenicero!!!!!!construyes lo que te place, una gran historia con algo tan sencillo, felicidades Josef!!!

AnyGlo dijo...

Sacas de lo cotidiano una historia llena de entresijos.
Pasas de la felicidad recíproca al total abandono del otro. Jamás se me habría ocurrido...
Será porque en casa no hay ceniceros???

Muy bueno!!!

josef dijo...

rebel: Ya ves la fuerza del tabajo jajaja. Gracias por la visita.

Eugenia: estoy de acuerdo el amor propio vale más que todo. sólo es una historia amiga. Gracias por tu aporte y visita!

Silvia: Eso es lo que quiero transmitir, el nexo de unión en este caso era el cenicero. Bienvenida silvia, un abrazo!

alida:jajajaj yo no soy desportista alida, ya me gustaría. Lo del deportista es mera figuración del relato; quise dar a entender que el hombre se disipaba en otros asuntos ajenos a la pareja. Muchas gracias alida!

el buhonero venezolano: racias a ti por estar en mi blog. Un saludo cordial. Me alegro que te haya gustado!

Vivianne: Si mi amor... si con un simple cenicero se hace eso imagina con verdadro amor jajaja. Un beso!

anyglo: Gracias amiga y compñera de página, de verdad te agradezco tus generosas visitas a mi blog. el tuyo no tiene desperdicio. Un saludo!

Carlos dijo...

Algunas veces el amor se nos vuelve "humo" entre las manos y los recuerdos apenas son cenizas.

Bello relato, Josef.

Agradezco tu paso por mi casa.

Pat dijo...

Un placer leerte. De vez en cuando me fumo un cigarrillo y hago piruetas con el humo que me regala.
Espero vernos más arriba.
Te dejo besos.
Cuidate.
Gracias por tu paso.

Merak dijo...

es impresionante, cómo un simple elemeto apenas perceptible, puede mantener una historia a un alto nivel. enhorabuena y gracias por tu paseo
abrazos

Gigi German dijo...

esos vinculos de amor, de unión, de sentimientos, (el cenicero) se fueron perdiendo, y ellos, cobardes, prefirieron no luchar y volcarse en ellos mismos, hasta que al final, no quedarón ni cenizas...

Esta historia amigo mio, es la historia de muchos que se han separado de los que aman, por no atreverse a luchar...

por un momento me vi en ese espejo.

Muchisimas gracias por tu comentario en mi Respiro, vale decirte, que tu espacio esta muy lindo, muy acogedor y además, wao, escribes genial...

Te dejo un saludo afectuso... :)

Kt. dijo...

Apartando el hábito de fumar que de por sí soy enemiga número uno.
El cenicero simboliza un motivo de unión y como en la vida misma, esos gustos y preferencias (como fumar) pueden cambiar como le pasó a él y al ella aferrarse a ese solo motivo para poder estar juntos y no acordar y negociar otras formas, se pierde la relación.
Es una metafórica forma de ver una realidad.
Saludos Josef

Mireya dijo...

Que bueno que te ocupes de estos temas, atiendo tabaquistas y es notable el cambio que dan en su vida cuando dejan el cigarrillo. NUnca se sabe que es lo que une realmente a una pareja, la mayoría de las veces las alianzas son inconcientes y muchas nefastas... saludos

. dijo...

un cenicero, un silencio, un desencuentro...
esas cosas que nos separan, sobre todo la indiferencia, la falta de conexión
y la vida sigue, y a veces uno por un camino, y el otro, hacia otro lado, es triste pero es la realidad

muy bueno, hace reflexionar

me alegro que te haya gustado mi blog, estás siempre invitado, espero ser tu invitada también ;)

un abrazo josef!

Amigo, todo te inspira y de casa cosa sacas una historia, excelente!!. Un abrazo. Magda

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