lunes, 14 de abril de 2008

23

Reafirmación.

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ES ESTA UNA HISTORIA DURA, FUERTE. QUIZÁ HAYA QUIEN NO LA SOPORTE; LO COMPRENDERÉ. SIN EMBARGO NO ES REAL SINO FICTICIA, PERO EN NUESTRA SOCIEDAD HERIDA E INMADURA MUY BIEN PUEDE HACERSE REALIDAD...

Me di la vuelta en la cama, abrí los ojos, inquieto. Encendí la luz y comencé a sollozar, tomé el libro de la mesilla de noche y lo abrí; mis ojos enrojecidos se centraron en sus páginas mientras mis sentimientos se enroscaban en torno a mí. Cuando lo cerré me sentí normal e incluso hueco. Me incorporé de la cama me vestí y salí a la calle.

Era muy tarde, serían casi las cinco de la madrugada de un día de fin de semana. Sentía un vacío inmenso desde que Paula se fue.
Comencé a caminar, la luna brillaba intensa y soplaba una brisa triste de agosto. En el parque unos jóvenes reían divertidos su todavía alegre borrachera. La recordé allí, subida al tobogán, la mañana de invierno en que nos escapamos de clase; descendiendo con la bufanda, los guantes, y su sonrisa abierta, como una gran pintura que decoraba un rostro feliz.
Llegué junto al mar y proseguí por la avenida. Podía sentirlo dentro de mí, estaba ahí. En algún lugar de mi interior; pugnaba por salir y expresarse. El malestar del fracaso. Lo intentamos todo para tenerlo. Nuestro hijo. El bebé que ella y yo deseamos... sin éxito.

Inhalé el aroma salobre del mar, el aroma de la derrota. Me senté un momento en uno de los bancos y allí permanecí, escuchando el rumor persistente de los cantos rodados mecidos por las olas. Saqué la petaca de güisqui y tragué con ansiedad, intentando olvidar la mañana en que los doctores dictaminaron mi impotencia. El fluido pastoso recalentó y reconfortó mi garganta.
La Recordé tratando de aplacarme. Pensó que adoptar a una niña africana podría ser la solución, y tampoco eso logró cambiarme. Ya no me importaba, dejé de ser hombre para convertirme en mutilado, en medio hombre. Volví a beber y me sentí mejor, con fuerzas. Continué caminando, desde ahora miraría hacia delante, el pasado estaba perdido... o en ruinas. Pero... ¿Y qué de mi presente?

Al cabo de un rato mi mente estaba vacía, encharcada en alcohol. De acuerdo, no pensaba, así era mucho mejor. Dejé la Avenida Marítima y me interné en los callejones del puerto. De forma mecánica mis piernas me condujeron al lugar. Allí estaba, existía. El cartel con luces de neón y aquel nombre sórdido, adecuado. Dentro manos de chicas ávidas pelearon por mí. Lo hice dos, tres veces, sin dejar de beber. Reafirmé mi condición montándomelas hasta que mi órgano, agotado, cesó de bombear esperma inútil y vacuo.
Salí con los bolsillos vacíos y la dignidad... no importaba. Había dejado de entender qué representaba aquella palabra y comprendía otra mejor: Soledad. Estaba solo. Aunque en realidad medio mundo lo está, me dije. O quizá más de medio mundo, insistí tratando de animarme... sin éxito, por que ya nada era igual. Mientras caminaba por mi senda secreta me reí satisfecho por como había follado. Ya era un hombre. ¿Había encontrado mi hombría? Sí, ahora era eso. Un “rara avis” que recuperaba su sexualidad durante noches de orgía.
Al cabo de un rato deambulaba perdido. Para ser francos, me encontraba bastante borracho. Reconocí la autopista. ¿Cómo había ido a parar a aquel lugar? Se interponía y para volver necesitaba cruzarla. Cómo hacerlo. Traté de atravesar corriendo. Pero los vehículos, sobre todo camiones, circulaban demasiado rápido. Entonces vi el pasadizo, me adentré, y al doblar una esquina me encontré con la escena.

Estaban tendidos en el suelo, o el tipo sobre ella, gemía o ¿sollozaban? Eran novios, aunque... ¿novios haciéndolo en un infecto pasadizo que rebosaba de mierda? El individuo se dio la vuelta y la hoja de la navaja brilló. ¿Violación? No lo pensé más y tampoco dispuse del tiempo para hacerlo. Cuando el hombre quiso levantarse yo ya estaba sobre él y la verdad, me pillaba en mal día. Calzaba botas de montaña. Pisé su cabeza como quien aplasta a una cuca. De forma salvaje, sin compasión y con miedo, mucho miedo. Pero miedo... ¿a qué? No lo sabía, pero lo olía. Estaba allí, instalado, junto a mí. ¿Era miedo a morir? Cuando ni siquiera me importaba. Incluso hasta podría resultar un alivio. Busqué a la chica. No estaba, había desaparecido. En cambio yo no cesaba de babear y de aplastar a aquel... genio que presumía de macho forzando a los débiles...

“¡Toma machote! Mascullé. Ahora ya no eres tú quien jode. Estás jodido. ¿Verdad?”

El hombre suplicó y no tardó en dejar de hacerlo. Me detuve, mi cuerpo temblaba. Llamé a la chica de nuevo. Nadie respondió. Me encontré sin aire, salí rápido al exterior me apoyé sobre una farola y aspiré hondo. Encendí un cigarrillo. Miré a mi alrededor. Arriba estaba el firmamento iluminado por el matiz ocre del alba y abajo el pueblo. En las casas y jardines colindantes las últimas luces nocturnas comenzaban a apagarse mientras su perfil se delimitaba entre la bruma. Fue un pensamiento fugaz. Allí, acogidos bajo los tejados de uralita de los chalé me aguardaba toda esa vida sonriéndome feliz. De repente me sentí nuevo, con una claridad en la mente que jamás tuve con anterioridad. Tiré el cigarrillo y volví sobre mis pasos. Necesitaba hacerlo. Allí estaba el hombre. Cogí la navaja. No me tembló el pulso cuando lo castré. Metí sus órganos en la tela de su bolsillo, me los guardé y me marché sin cesar de reírme entre dientes. Al fin, ¡podía sentirlo...! Era un hombre nuevo. Estaba repuesto. ¡Volvía a ser hombre!

José Fernández del Vallado. 2 Sept. 2007.


23 libros abiertos:

Vivianne dijo...

Si que es fuerte, anguloso, fatal y mortal, lo leí de un tirón, no dejando de exclamar la maestría de tu pluma nos brinda, me sorprendes cada día nos llevas de la pasión del amor, al odio y desgano casi inmaculado, excelente mi Josecito, te sigo!!!!!

Anónimo dijo...

Vaya fuerte, y a la vez de ágil lectura. No he podido en todo momento acordarme de una o un par de escenas de Irreversible, un pasadizo oscuro, la violación, la venganza, la atmósfera sórdida, en pocos párrafos has conseguido provocar.....

buen texto!!
besazos
bitter

Fuerte, pero excelente José!

Se lee sin parpadear...

Te dejo un beso, sigue siendo un placer leerte! :)

More dijo...

Amigo querido, yo te he leí de un solo golpe, de un trancazo, como decimos aquí.
Me impresiona esta faceta tuya: siempre te leo de amor, de ternura, reflexiones... ¡Pero este lado oscuro!! Válgame Dios!!!
Por fortuna, como aclaraste, es ficticia la historia.
Tú eres un maestro en este difícil arte de escribir!!
Bravo por tí, querido.
Un abrazo.

Asi como los lectores anteriores tambien lei todo de una vez y sin parpadear.
Relato, entretenido, dinamico y con dramatismo y esperanza.
Jajaja parezco critica de literatura jajajaja....es que si solo digo que me gusto, no seria suficiente.

Saludos

Es fuerte pero muchas veces nos sentimos de esa forma y nos dan ganas de actuar asi, esa gente se lo merece.

Un abrazo desde MG

Mos dijo...

Excelente relato, Josef. Duro, muy duro. Ficticio pero muy real.
Como todos los demás, yo también lo he leído de un tirón.
Se nota tu maestría y saber hacer. Creas el clima, el suspense y hasta haces que nos pongamos en manos del protagonista.
Un saludo de Mos. Te sigo en tus escritos. Es muy positivo tener varios registros y experimentar varios estilos.
Hasta pronto. Tu post de ESFERA está gustando también a pesar de su dureza. Adelante amigo.

Guau!!! Qué impacto, ese fue un relato muy intenso. Me gustó.
No me arrepiento para nada de linkearte como un muy buen blog.
:)

Saludos.

Abril Lech dijo...

Como relato es excelente! Como situación, no le dió tiempo a nada, ni siquiera verificó si lo que estaba ocurriendo era lo que parecía. Por suerte la justicia por mano propia son casos aislados. Más de una vez hay errores que son irreparables. Besos!

Insisto... dijo...

uy...uy...un final que se esperaba con el despertar angustiante de un sueño,que no fue tal.

Un relato real,tan real como la soledad en que el se escudaba.

Creo que existen muchos tipos de impotencia físicas,no tan solo esta,siento que su choque emocional atrajo la ira.


Cariños y gracias. ;)

Mónica dijo...

Hola José... tanto tiempo... ¿Estás bien?

Vaya con este relato... está fuerte realmente, pero se lee de un saque.

Muy bueno. bsss.

Trini Reina dijo...

La verdad es que me ha sobrecogido el relato. Me parece muy bueno. Se lee del tirón (porque no se puede parar)y esperando, con prisa, el desenlace. Te felicito y pienso que mereces y debes de editar un libro de relatos.

Un abrazo

TORO SALVAJE dijo...

El relato será irreal pero tanto como que pudiera ser real.

A mí me ha impactado y me ha gustado mucho.

Escribes muy bien.

Saludos.

patri dijo...

Realmente es impactante, no me esperaba ese final, pero me ha gustado. No he podido dejar de leerlo hasta el final. Como la vida misma.
Muchos besitos

jess dijo...

Hey!!
Con todo respeto, es usted una tinta genuina!!!
No soy hombre, pero tengo una leve idea de lo que puede llegar a significar la imposibilidad de procrear.

Y por cierto, tu ortografía y sintaxis es genial!!!!

Pocas veces me he topado con gente con dicha cualidad!!

Saludos cordiales!

fgiucich dijo...

Su propia castración psíquica la repitió en carne ajena. Vaya odio que sentía hacia sí mismo. Un interesante relato. Abrazos.

José Manuel dijo...

Me parece muy buena tu tarjeta de presentación...Vengo a invitarte para que conozcas, a una persona que ocasiona todo tipo de daños en la blogosfera, sigue la ruta.
Saludos.

PIER dijo...

Si que es un relato fuerte!..
Me dejas pensativa..
El final ha sido único y jamás imaginado. me has atrapado con este post desde la primera linea..
Que hombre más extraño.. que futuro tendra ahora?.. el matar lo ha hecho feliz lo ha convertido en un hombre nuevo..
me da escalofrios este personaje..

me he quedado aqui un ratito para volverlo a leer..

abrazos.

Muy bueno!!

- JJ dijo...

Esa reafirmación me ha encantado. Es un buen relato.
Un gusto leerte.
Un abrazote!

Increible tu relato, eso sí que bastante fuerte, pero puede ser hasta real.
Tienes un talento innato para escribir, entretenido, audaz y una lee sin parpadear.
Cariños desde el sur de Chile.
Cuidate.

Hola JoseF,

Me gustó mucho tu relato, este tipo de historias sobre la decadencia de un ser humano ejercen en mí una extraña fascinación.

Quién no ha deseado hacer lo mismo alguna vez...

Bsos chilangos

mi dijo...

Pues si, es fuerte... pero muy bien narrado y con un sentido social muy grande. un beso.

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