jueves, 15 de mayo de 2008

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¿Mi nombre?

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¿Mi nombre? Apenas importa. ¿Mi trabajo…? Sobre mi empleo diré que llevaba meses colocado de camarero en un restaurante de “Alta Cocina Francesa,” en un lugar de la costa española, donde ponían como requisito para entrar saber algo de francés y de inglés. Pero yo fui listo y atrevido y los engañé. Les dije las cuatro palabras que sabía de cada idioma y picaron. No pagaban mal ni bien, pero ganaba más que en cualquier lugar de tierra adentro, y sin embargo estaba hastiado. Harto de atender con un calor infernal al mismo tipo de clientes, seguido siempre de cerca por Martina la maitre del local. Una catalana que más que maitre era un auténtico sabueso con un olfato del demonio para todo, menos para intuir mi secreto.

Meses de absoluta soledad, acudiendo los días de descanso a banquetes de bodas estrafalarias donde presencié escenas dignas de la película: “El gran Restaurante” de Louis de Funes. Y de vez en cuando, si tenía suerte, alguna chica horriblemente engalanada pero hermosa, aunque con la que en la vida real jamás llegaría a sintonizar, me sacaba a bailar borracha. Los jefes relajados, con el trabajo cumplido, me sonreían y dedicaban una serie de halagos que sabía solo irían a parar a un saco roto; pues no era más que eso: un vulgar “extra,” y un extra en una sociedad capitalista es nada. Sí, ni tan siquiera alcanzaba la calidad de simple “lameculos,” aunque suene así, tan mal.

Mientras, la temporada estival iba calentándose, cada vez había más trabajo. Lo cual equivalía a más regresos al piso agotado y con las manos vacías después de noches saturadas de estridente sonido de vajilla, fogones despidiendo el olor acre de la carne al asarse, o el penetrante sabor de las sardinas a la brasa, y de últimas, sesión de equilibrismo con bandejas y manos pringosas tras servir mil marcas de licores, risas tontas y cansancio. Y el tono de las conversaciones, unas veces sin juicio, otras estúpidas o sólo aburridas, de hombres huecos que derrochaban millones sin sentido. Y siempre aquellos semblantes gruesos, pálidos, oscuros, amarillos, verdosos, rancios, afilados, pérfidos, indolentes, abotargados, ávidos, crueles, inocentes, entre los que destacaba el de alguna cliente, la cliente por excelencia, con la que soñabas durante la hora larga que permanecía en el local para luego verla marchar imponente, deseándola para toda la vida cuando solo había sido o estado un momento en tu imaginación.

Otra vez, otra jornada de vuelta a tu piso. Octavo piso de una avenida junto al mar. La luna ya salió y se marchó. Estás sentado a oscuras, deseas dormir pero sabes que mañana será igual. Los cocineros franceses te han dicho: “En el pueblo de al lado hay fiestas ¿Vamos?” Les dijiste que no, siempre dices que no, no sabes por qué rechazas a la gente.

- Oye.
- ¿Qué?
- Sabes… Debes hacer algo para cambiar. ¡¡Vamos, sal ya!!”

Sales. Tomas el vehículo y llegas hasta el pueblo en cuestión. Aparcas y vas directo al mogollón. Allí está la plaza con el toro “embolado” en el centro. Te detienes junto a las barandas y lo miras estupefacto, el animal está asustado ¡muy asustado! Desde luego… A quién se le ocurre prenderle fuego en las astas y luego dedicarse a divertirse a su costa. ¿Es esto lo divertido? Por un momento deseas que atrape a alguien y lo voltee. Al final te cansas, te da pena mirar a alguien que sufre más que tú en esta vida.

Entras a un bar. Apenas hay nadie, están todos fuera jodiendo al animalito. Pides una cerveza luego otra. Sales abrumado. ¿De modo que esto son las fiestas? Doblas una esquina, oyes una algarabía confusa. Ves un garito del que sale luz, entras. Descubres que hay un concurso de cerveza. Te encaramas a la barra, pides una birra y te pones a observar a los participantes. La cosa no parece difícil; se trata de ver quien bebe en menos tiempo un par de litros de cerveza. Al cabo de un rato nadie consigue pasar una marca establecida. Una chica se acerca a ti sonriente y te ánima a participar, deniegas.

De pronto oyes risas, gente que aplaude. Luego alguien te dice: “¡Vete, sal de aquí campeón. Sabes, ya estas bien puesto. Has ganado jajaja!”

De nuevo las risas. Pero tú no sabes donde estás y lloras. Te encuentras llorando sentado en un portal frente a tu automóvil. Quieres irte, volver a casa. Estás solo. Pero ni tan siquiera eres capaz de atrapar tus llaves porque no sabes donde están.

De pronto alguien habla y te dice.

“Soy policía.” Y sigue “Le hemos retenido las llaves señor.” Y prosigue. “Márchese a su casa. Mañana tendrá su coche en el depósito de automóviles, cuando esté recuperado pasa a recogerlo.”

¿Recuperado? ¿Cómo? Si ya estás recuperado le dices y añades: “Solo deseo irme a casa….”

Nadie contesta. Silencio. ¿Despiertas? Todavía es de noche, pero ya puedes ver. Mas allá está la plaza, sin un alma o ¿sólo sombras borrosas? Son más de las cinco. Comprendes, los festejos debieron terminar hace tiempo. Deseas marcharte pero ¿y las llaves? ¡Claro! La poli. Ellos te las arrebataron. ¿Con qué derecho? Estás furioso. Vas hasta tu auto, compruebas que ni siquiera está cerrada la puerta, abres y tocas el claxon. Una, dos, tres, cuatro veces. El pueblo es pequeño. Al cabo de un rato surge un coche patrulla. Apurado, les comunicas lo que sucede, que deseas irte, y que ellos te retuvieron las llaves. Te dicen con seriedad que así es, pero que no las tienen allí. Entonces les explicas que tu piso está en el pueblo de al lado. Te dicen que puedes pedir un taxi. Les contestas que a esa hora no hay taxis y que si por favor te pueden acercar. Pero no parecen dispuestos. Les repites que estás bien y que desearías las llaves. En ese momento uno de ellos te las muestra y agrega que no te las darán, que no eres de fiar. De repente el otro te sujeta de los brazos y te explica como si fuera un “Mesías” que te van a esposar. Te llevarán a comisaría por resistencia a la autoridad, alegan. Forcejeas, compruebas que contra ambos no tienes nada que hacer y aparentando calma les dices: “De acuerdo. Está bien.” Aflojan. Justo en ese momento aprovechas para escabullirte a la carrera mientras te dan el alto. La cosa está clara para ti. ¡Por una estupidez no piensas ir a la cárcel! Detrás escuchas como si un vidrio se hubiera quebrado, luego la misma estridencia. Te detienes. No sabes por qué. Ahora tan sólo caminas. ¿Te sientes ya tranquilo? El hecho es que te cuesta respirar, te tanteas en el pecho, está mojado; es el asqueroso sudor, claro. Descubres tus manos pringosas, igual que cuando se empapan con el licor del sherry Oloroso, piensas, ríes y te las miras. Están rojas ¿del licor? Pero hueles y hueles a... ¿orina? Tus pantalones también están mojados. ¡Vamos! ¿Ya no controlas ni el esfínter? Entonces la ves; está delante de ti. Es la chica de la noche; la hermosa cliente te espera, ha vuelto junto a ti. Te acercas y la recibes con un hola de pasmo, y sin evitarlo tus brazos se extienden y la abrazas, la besas y la abrazas hasta que ella te dice que estaba en un coche y que esa noche cayeron por un puente y tú la miras sin dar crédito una y otra vez, y le preguntas.

- Y si estás muerta chica ¿por qué vienes a mí?

Y ella te responde:

- Vi como te fijabas en mí esta noche y tú también me gustaste.

- ¿Y..?

- Y pensé que nunca más nos veríamos… En cambio ahora sé que estaremos juntos para siempre…

Y lo supe. Supe que estaba muerto y había nacido de nuevo cuando contemplé a los “señores de la ley” dar la vuelta a mi cuerpo justo detrás de mí… Desde luego la cosa no iba a quedar así. Les iba a caer un buen palo por asesinar a un inocente borracho y encima, desarmado, ja...


José Fernández del Vallado. Josef.

31 libros abiertos:

: ) dijo...

Entré en el relato , en momentos mi piel se erizaba , luego era coraje por el maltrato al animalito y despues a la policía ... luego el final inesperado !!
Me gustó !!
Un abrazo !

Tinika dijo...

Ufff primero entro en el blog de Fire y veo tu comentario con el enlace, y claro, mi curiosidad me ha podido y he pinchado. Me encuentro con una preciosa galeria de blogs y sigue cotilleando y veo en tu perfil: Pozuelo.España y me digo: Madre mía si estais casi al ladito, ¡Que coincidencia! Después me adentro en este otro blog tuyo y me quedo embelesada con este relato, pero es que encima veo el nombre de la maitre y ya me caigo muerta.... Como pueden ser tantas coincidencias?...
Volveré. Me encantó. Besotes.

pues qué podría decirte...

me he quedado enganchado al relato desde la primera frase y apenas he respirado hasta su sorpresivo final, todo ello con esta música de Vangelis que envuelve (de una película que adoro) y esa imagen sugerente y misteriosa... una obra total, un conjunto armonioso...

una maravilla!

también he visto la galería de blogs :) gracias amigo

un abrazo

Buenísimo tu relato Josef, me tuviste en vilo desde donde dice, Mi nombre... :)

Un beso, siempre es lindo leer buenos post y aquí se encuentran siempre!

Yessi dijo...

Pero que genial historia, siempre logras engancharme de una manera que de verdad disfruto, y mucho...por cierto he visto el listado de blosg, mucha sgracias!

Un gran abrazo.

Sorprendente ¡¡¡

Anónimo dijo...

erizaste mi piel con tu relato

Lara dijo...

De principio a fin me he quedado enganchada, muy bueno ;)
Muuuuuacks!

..un día te presento a un maestro de este tipo de relatos(o tal vez yo le presento a tí)seguro que se quedaría encantado de todo lo que has escrito,el fué mi maestro preferido en mis lecturas cuando era jovencita,ahota tiene más que 70 años.. y lo he conocido personalmente! en Viena.todo tiene su azar en la vida,..nada es fortuito..

-Un beso.
pd:te voy a psar su página web por mail..

dijo...

piel de gallina...intriga... y sobre todo... genialidad en tu escritura!!!
besos

SILVIA dijo...

muy bello, que relato extraordinario de principío a final
volvere seguido a visitarte
besitos

Mos dijo...

Excelente relato Josef. De esos que te atrapan y te hacen pensar. ¿Sabes? Creo que es una ficción basada en hechos reales. Menos la parte final de los muertos, claro. Has conseguido que nos creamos esa atmósfera de personaje solitario y perdido. De alguien que no comulga con los gustos ni las ideas de la mayoría. De alguien hastiado por todo lo que rodea a su vida. Y que pide a gritos que todo termine y cambie.
Has usado la segunda persona en todo el relato. Eso da más credibilidad y cercanía. Eso es lo que hace que sea muy verosímil; casi real.
Me ha sorprendido y lo he vivido todo mientras lo leía. Sigue escribiendo así y suelta todo lo que piensas. Eres un maestro de las situaciones límite; de las vidas truncadas buscando una salida.Y a la vez denuncias situaciones absurdas que no te gustan (lo del toro, la policía, las fiestas con seres vacíos, etc)

Un abrazo de Mos desde la ESFERA.

fgiucich dijo...

Un extraño y largo camino hacia la noche. Me gustó. Abrazos.

Anónimo dijo...

Josef que me ha gustado mucho, no he podido para hasta leerlo completo y me lo he sufrido además y me ha dado pena por el animal y me ha dado pena el borracho y después me dejas plop con el final, wow.
Uff cada vez que vengo a verte me haces darme vuelta en un montón de emociones, como siempre me encantan tus relatos
besos

TORO SALVAJE dijo...

De verdad, créeme por favor, es un auténtico privilegio leerte.

Primero porque escribes muy bien,

Y segundo porque tu óptica de la vida me gusta. La comparto.

Saludos.

PIER dijo...

Me has dejado con el corazón a mil..
Dios que entrada!..
de verdad que bien lo has relatado.. me has llenado de completo,.
No sabes el gusto que me da pasarme por aqui por tu mundo y encontrarme con estos tesoros de post.. hacen que valga la pena estar pegadita al ordenador sin pestañear...

Mw ha encantado.. me voy como un ciervo con las astas pegada al suelo haciendote honores.
te dejo abrazos.

Anónimo dijo...

Me atrapó el relato.
No pude dejar de imaginar a ese pobre animalito torturado por Bestias humanas.
Me sorprendió el final.
¡Bonísimo!
Besos♥

Viole dijo...

Bue ni si mo, que tepuedo decir, si hasta me quede sin palabras!!!

Besitos Viole

ybris dijo...

Una sorprendente y kafkiana pesadilla.
Menos mal que al final acaba en buena compañía aunque sea con el mal sabor de lo inexplicable.

Abrazos.

Hermoso relato José, tocas dos temas enormes o mejor dicho ENORMES, el de la tristeza y apatía frente a un trabajo que no nos llena, que funciona, que nos da dinero en mayor o menor medida pero que no nos hace sentir pleno.
Eso fue lo que sentí en las primeras líneas de tu relato.

La delgada línea de la soledad, que acompaña al personaje, sólo aún rodeado de gente, ajeno a la diversión mundana.
Y el final me encanto, muy bonita la última linea esa que dice algo así como estoy muerto pero he nacido de nuevo o algo por el estilo.

Saludos.

Carlos dijo...

...tenía previsto comentar otra cosa pero tu final me ha dejado mudo.

Solo puedo decirte EXPLÉNDIDO!

Te iba a comentar que me recordaste a mi época de mesonero en un restaurante de lujo haciéndo prácticas para graduarme, luego te iba a decir que los toros de "bomba" (así se llama a esa tortura aquí) son comunes en la erranía ecuatoriana.

Iba a comentar de la agria hostess, porque las he sufrido, pero solo te dire que veo un Hitchcoock en potncia José.

Gratamente sorprendido, por el giro del final, porque a us excelentes relatos ya me acostumbré...

Un abrazo hermano!

no había reparado en ese parecido... y tienes razón, lo hay

en realidad es una vieja foto de mi álbum familiar

un abrazo

hermsoso relato

loris lane dijo...

Me gustó mucho y me parece altamente tentadora la idea de "echarle el ojo" a alguien, antes de partir al otro mundo.. .
jeje.

Trini Reina dijo...

Te superas con cada relato Josef.

Qué estúpida manera de morir y no consuela para nada que ahora se pueda burlar de los polis y que la chica de sus sueño esté con él. No, no consuela nada...

Un abrazo

Sibyla dijo...

Un relato que atrapa, interesante, creíble.
Lleno de sorpresas, yo también me indigné, por esas absurdas y crueles costumbres en las fiestas de algunos pueblos, con el maltrato animal.

El final fue verdaderamente, toda una sorpresa!

Un abrazo:)

jess dijo...

Tienes una creatividad increíble!!
Muestras cada emoción del ser humano en sus diferentes facetas que no entiendo cómo puedes seguir asombrándome con cada nueva entrada.
Me late la idea esa de ver un mundo capitalino de alcurnia superficial contrapuesto a una realidad más natural.
Muy buen post.
Un efusivo abrazo dsd México!

Mónica dijo...

Hola josef... excelente relato! Hacía tiempo que no leía uno de igual calidad.

Pobre animalitoooo!!!

Bsss. Nos vemos.

Insisto... dijo...

La muerte es un camino corto para llegar. Me acordaba de un libro que leí: Las cosas de la vida, de Paul Guimard...habla sobre momentos después de muerto en un accidente automovilístico y las penas de no haber hecho mas en la vida.

Siempre ud,impecable.


Cariñuuuuus!!!

¬¬ creo que mi comentario anterior no apareció...

No importa, lo que decía era que pocas veces me gustan los relatos donde algún personajes es policía... bloqueos mentales mios.

Sin embargo el final me pareció muy acertado. Por lo general los relatos termina con la muerte y nada más, pero en lo particular prefiero los que te hablan de lo que sucede después del fallecimiento de un personaje.

Escelente relato

Besos chilangos

Me encantan tus relatos...rapidos, dinamicos, sin ganas de parar...saludos.

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