Arcoiris.
Los niños jugaban a atrapar la luz del arcoiris. Sucios de barro, ascendieron una nueva colina y tampoco lo hallaron. Kiwana se sentó sobre una roca y se preguntó: ¿por qué no se deja atrapar? El estallido de un trueno seguido por un destello de chispeantes hilos en el horizonte, rasgó el silencio y provocó que alzara la cabeza. Su hermano Kiwa, echó a correr colina abajo, desapareció tras un matorral. Una manada de antílopes inició una estampida. A su lado unos ojos verduzcos la observaban. No se movió y lo entendió. El Dios león acababa de apresar el arcoiris...
6 libros abiertos:
Hola corazon bonita historia del arci iris pero triste final
un beso
Me gusta. No siempre somos capaces de atrapar lo que queremos hasta que llega algo o alguien y sin pensarlo mucho lo hace. Besos!
No todos los días se puede apresar un arcoiris... por muy Dios León que sea.
Triste relato, amigo
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¿reinicias este blog?
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dos abrazos
Hermoso. Siempre he querido atrapar un arcoiris. Y cada vez se aleja más y más.
Besitos
Y por eso los leones tienen esa mirada...
Besos, Josef.
Que bonito intento e imagen. (se atraviesa...suave mente..se atraviesa)
atrapar no se deja!
besos :)
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