domingo, 25 de mayo de 2008

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El trino del ruiseñor.

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Desde pequeño, Lorenzo habitó en una casa de campo, en un lugar tranquilo al que se accedía por caminos de arcilla, sin vías asfaltadas y sin apenas vehículos.

Cerca había un pueblo pequeño con comercios caseros y gente pausada, acostumbrada a la lentitud de la vida relajada y sin bullicio.
Rodeado por una naturaleza en estado puro gustaba de observar y disfrutar los sonidos y colores del silencio. La pareja de lagartos ocelados estirados como serpentinas de color que acudían a tomar el sol sobre la cantera; cuando penetraba en el hierbazal el aleteo de las perdices y faisanes susurrar en su interior igual que el abanico de las damas en el oratorio durante los días febriles de agosto; las liebres al brincar como artistas sin trapecio; las bandadas de estorninos trazando en el cielo cuadros de arena movediza; el canto del cuco al rebotar entre la brisa revolviendo la chopera. Pero sobre todo, en primavera, despertaba a las cinco de la mañana arrullado por el armónico trino del ruiseñor de su jardín.

Creció y también creció su entorno y la ciudad casi alcanzó su jardín. El hierbazal se convirtió en centro comercial, los caminos de arcilla en pistas de dos vías y dos direcciones, el pequeño pueblo pasó a ser suburbio de bloques grises nuevos de metal y hormigón, en cuanto a él comenzó a desempeñar su trabajo de barman en la ruidosa nueva Avenida de las Españas, donde los decibelios de música, los motores y claxon de los vehículos, y el discurso a grito partido eran nueva sensación. Enseguida hizo amigos con quienes acudió a conciertos de música rock, partidos de fútbol, y a festejos de cientos de comensales, así entró a formar parte de la vida moderna.

Ahora, rodeado por una fauna en estado puro de agresión y frenesí, gustaba de participar y disfrutar de los ruidos y colores de la bronca y el barullo. La pareja de gays que danzaban acicalados como serpentinas de color en el pub “La Cantera;” o cuando penetraba en el local “El Hierbazal” el aleteo de los brazos y la voz de las lesbianas y extranjeras pitar en su interior igual que el acoplamiento de una guitarra eléctrica mal sintonizada; las chicas enloquecidas sin cesar de brincar como fieras sin trapecio; las pandillas de pendejos repartiendo palizas contra gente peor tratada que sacos de arena movediza; o presenciar la película de “Alguien voló sobre el nido del cuco” a las tres de la mañana con el estómago revuelto.


Pero sobre todo, en primavera, despertarse a las cinco de la mañana y escuchar cada vez más lejano el precioso trino del ruiseñor que todavía cantaba en su jardín. Hasta que cierto día, tras acudir al doctor, averiguar que debido a su progresiva pérdida de audición en apenas meses volvería a introducirse en su mundo del silencio, donde descubrió con pavor, dejaría de escuchar un sonido por el cual merecía la pena vivir; el añorado trino del ruiseñor...

José Fernández del Vallado. Josef. 2008.

17 libros abiertos:

Anónimo dijo...

Los tiempos de ayer siempre son recordados y atesorados en nuestro corazon, ahora todo ha cambiado pero nada como el canto del ruiseñor para pensar en verdes campos, gran post Josef

Este es un precioso cuento nostálgico para leer en un domingo lluvioso, como el que estoy pasando hoy.

Un beso Joséf.

Vivianne dijo...

Me encanta como describes el lugar, me refiero al de caminos de arcilla, silencioso, sin vehículos, naturaleza pura, el cantar de pajaritos, el ruido de un río, prefiero sin duda mi vida iniciada o terminada en este lugar, no invadida de ruidos,de bulliciosos transeuntes robóticos...si he conocido lo anterior permanecerá en mis recuerdos sin duda y grabados en mi corazón por siempre... en cuanto a la sordera pausada bien vale la pena un oído biónico, jejejeje!!!
Besos voladores....

..vivimos en un mundo de placeres sin alegría”..ha dicho con desencanto Erich Fromm..

..solo la alegría de los recuerdos queda como lo esencial y valedero..

-Muy bello como lo describistes en el mundo de Lorenzo.

besos.

Lara dijo...

Bonita historia, te felicito ;)
Muuuuuacks!

jess dijo...

Cuando yo era niña, tenía un pájaro mitad gorrión y mitad canario.. cantaba hermoso.... murió porque algún insecto lo picó....
Me hiciste recordar su hermoso canto... y mi hermosa niñez!!!
Ahhhh abrazos invadidos de cariño!!!

Me ha encantado la descripción, ha sido como pasear por tus letras. El canto de las aves me encanta, creo que no existe una banda sonora más bonita.

BSS

Anónimo dijo...

Que nostágico tu cuento Josef, y sabes? la frase que mas me ha llamado la atención no tiene que ver con la tranquilidad, al contrario, " rodeado por una fauna en estado puro de agresión y frenesí, gustaba de participar y disfrutar de los ruidos y colores de la bronca y el barullo..."
me gusta como describes nuestra fauna moderna, es odiosa lo sé, pero no sé porque le tengo tanto cariño.
besazos

Pd: he dejado un regalo para ti en mi blog, un abrazo

PIER dijo...

Me gustan estos cuentos.. donde los recuerdos quedan aqui en el corazón.. como una huella inborrable en los momentos... aunque el presente ya no sea el mismo..
abrazos.

Mos dijo...

La primera parte rural muy bien descrita, muy visual. La parte urbana también; con ese ruido ensordecedor que siempre nos acompaña. El final sorpresivo con la pérdida de audición.
Relato 100% Josef.
Sigo entrando amigo. Cuando tenga menos tareas me inscribo a tu invitación.
Un abrazo de Mos desde la ESFERA.

querido amigo
hermoso como siempre tus letras, es un gusto para el alma
mil besitos y que estes muy bien


besos y sueños

AnyGlo dijo...

Leyendo las primeras líneas, me vi sorprendida con la melodía de Vangelis. Me encantó!!!

Este post transmite cierta paz por el silencio buscado que se mezcla con la tristeza de una sordera no deseada...

He pensado que hace tiempo que tengo abandonada la lectura de tus textos... Lo siento!!!

Un beso.

Insisto... dijo...

Los excesos a veces producen daños irreparables,en este caso el desorden trajo secuelas.
No había como oír su canto al alba y el pasto mojado de un campo.;)

Cariñuus Josef!!!!

me emocionastes..
yo vivo casi ene l campo...y cada mañana me despierto co el sonido de los pajaos en el balcon de mi cuarto..
hay pequeñas maravillas que no sabemos valorar....
un beso

fgiucich dijo...

Los ruidos del presente no son buenos compañeros para escuchar el trino del ruiseñor. Abrazos.

More dijo...

Lo que se tragan las ciudades, de los que nos priva el progreso, no!
mmmmmm nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, dice un refrán.
Y es tan cierto.
Mi abrazo, querido.

yoxx dijo...

muy bonita foto.. :)

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